Santa Francisca

¡Uruguay tiene su
primera Santa!

El domingo 15 de mayo de 2022 se llevó a cabo un hecho histórico, en el que por primera vez se nombró un Santo de Uruguay. El Papa Francisco, nombró SANTA a Francisca Rubatto; una mujer que se hizo uruguaya por su propia elección y fue aquí donde llevó adelante su obra, extendiéndose luego por el mundo. Mujer visionaria y comprometida con distintas causas que buscan la promoción humana. Su pensamiento, al día de hoy, permanece vigente, dando muestras de su capacidad innovadora, audaz y revolucionaria.

Una mujer que se instala sola en lo alto de una cuchilla del barrio Belvedere en el siglo XIX. Llega de Italia luego de haber sido dama de compañía de una condesa, de rechazar una oferta matrimonial, de colaborar y ser asesorada por Don Bosco, de convertirse en religiosa a los 40 años, y haber fundado con otras valientes la congregación de las Hermanas Capuchinas. Cruzó 7 veces el Atlántico y consideró a Montevideo su lugar en el mundo. En aquella zona de cuchillas elegida por los inmigrantes italianos, que bautizaron Belvedere, se instaló Francisca Rubatto, con un taller de costura que luego se convertiría en el colegio San José de la Providencia. Fundó posteriormente 15 colegios más, el colegio San José de la Providencia donde yacen sus restos a pedido de ella,  4  mas en Montevideo y 10 en Argentina entre Buenos Aires y Santa Fe,  simultáneamente comienza una obra en Alto Alegre al norte de Brasil.

Actualmente su obra esta dispersa por Uruguay, Argentina, Brasil, Perú, Italia, Etiopía, Eritrea, Kenia, Camerún y Malaui.

Esto es sólo una muestra de la vida novelesca de esta feminista y pionera italiana-uruguaya que hoy se convirtió en la primera Santa de estas tierras.

¿Cómo llega Francisca
a ser Santa?

Historieta sobre su vida

Te presentamos este cómic que cuenta a través de dibujos y textos breves la historia de vida de Santa Francisca.
El texto es de Esteban Barreiro y los dibujos de Cristian Camargo.

Actividades en Montevideo

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Según palabras de Francisco sobre los nuevos santos: «sus vidas fueron un reflejo de Dios en la historia, vocaciones abrazadas con entusiasmo y gastadas dándose generosamente a todos».

Para volver a ver la proclamación de los nuevos santos en la celebración del 15 de mayo en la Plaza de San Pedro, haz click en la siguiente imagen:

Descubre más de Santa Francisca y su obra por el mundo siguiendo a la Congregación de las Hermanas Capuchinas de Madre Rubatto en las redes sociales. Buscalas por @SantaFrancescaConNoi

¿Cómo fue su vida?

 Ana María Rubatto nace en Carmagnola, Italia, el 14 de febrero de 1844, hace 178 años.

Nace en una familia formada por su padre y su madre, ambos trabajadores. Su papá, según documentos, era cuidador de establos y su mamá, costurera.
Ana María tuvo 7 hermanos.
Su ciudad de nacimiento se destacaba por ser un centro agrícola, comercial y resaltan que allí la práctica religiosa era elevadísima, casi total.
Su familia y conocidos la llamaban “Marietta”.

Ana María asistió a la escuela Primaria, aspecto que para  ese entonces no era poca cosa. Además se había instruido sola, estudiando constantemente, cuentan que le gustaba mucho leer.
Quienes la conocieron de joven dicen que era muy inteligente y afectuosa con su familia.
A los 12 años toma su primera comunión.

Siendo muy joven, observaba el trabajo que su madre hacía como costurera, fue así que aprendió el oficio y cuentan que fue una joven muy trabajadora.

En su juventud, Ana María, se une como voluntaria al “Cottolengo” en Italia. Cuentan que allí servía a los enfermos y los curaba como si fuera una enfermera. 
Conoció a Don Bosco y dio catecismo en los oratorios fundados por él.
Aparecen testimonios que la describen como un alma recta, de gran fe y capaz de cualquier sacrificio. Todas sus horas libres las dedicaba a socorrer a los necesitados.

A los 39 años, viviendo en Italia, ocurre un episodio que cambiaría el rumbo de su vida para siempre y nos continúa mostrando su gran corazón generoso. 
Una tarde, Ana María se encontraba caminando por Loano, al pasar frente a la construcción del pequeño convento de los Capuchinos, se encuentra a un joven albañil recientemente accidentado en la obra. Allí le brinda primeros auxilios, lo asiste en las primeras curaciones y le deja  dinero para que no perdiera su jornal de trabajo.

Luego del episodio con el albañil,  varias personas religiosas de su entorno, vieron en Ana María esa fortaleza frente al sentimiento de servicio al necesitado y la incentivaron a seguir el llamado de Dios.
Reconocieron en ella una mujer piadosa, caritativa, afable, tenaz y dedicada por completo al bien de los demás. 

Atravesó un período de largos meses de incertidumbres en los que se preguntaba ¿Y si Dios lo quisiera?

Después de largos meses de oración, Ana María dijo sí. 
Es por eso que en 1885 junto a otras jóvenes, consagró su vida a Dios, en Italia,  adoptando el nombre de Hermana Francisca de Jesús. 

 

En 1892, es convocada para venir a Uruguay, a raíz de las diferentes necesidades y urgencias que ocurrían en el continente Americano, sabiendo que su espíritu misionero sería de  gran aporte en esas tierras.
Luego de varios meses de viaje en barco, llega en mayo a Montevideo, primer escenario de las Capuchinas de la Madre Rubatto en América Latina.  

En Montevideo asume como primera obra, la asistencia a los enfermos en el hospital Italiano. Quienes convivieron con las Hermanas destacaron la paciencia, la caridad que ellas brindaban a  los enfermos. Es por eso que recibe la invitación desde Argentina para poder gestar una obra similar. De esta forma las capuchinas de la Madre Francisca Rubatto implantaron su obra, expandiendo su amor y bondad.

Además del hospital, Madre Francisca impartía catequesis barrial. Llegaba a los barrios a través de tranvías, a veces a pie, desde el centro de Montevideo hacia apartados barrios, Santa Lucía y Paso de la Arena. Siempre llegaba con una canasta de buñuelos para los niños que participaban de la misma, haciendo alusión a que una panza llena puede recibir las enseñanzas de Jesús.

Cuentan que yendo un día a esos  barrios, al pasar por Belvedere y frente a un solar baldío ella dijo: “Aquí surgirá una Iglesia y un Colegio”.
En dicho terreno de Belvedere, primeramente existió una escuela taller que tenía como finalidad enseñar a jóvenes mujeres una digna profesión para su vida.

Con el transcurrir del tiempo, su obra continuó creciendo, siendo cada vez más importante su presencia hasta llegar a convertirse en lo que es hoy nuestro querido colegio San José de la Providencia.

Santa Madre Francisca, tu legado nos acompaña, nos guía y nos anima a seguir creciendo en comunidad.

Santuario y Museo en 360º

El Santuario está ubicado en el barrio  Belvedere, en Montevideo,
junto a nuestro Colegio.

Es posible visitar el Santuario y Museo de Santa María Francisca Rubatto en una recorrida virtual de 360º en el siguiente link: