Como ya sabemos o podemos intuir, el sueño es un componente esencial para el crecimiento y el desarrollo saludable. La calidad y cantidad de sueño de los niños y niñas juegan un papel fundamental en su bienestar físico, emocional y cognitivo. Desde que somos concebidos nuestros cuerpos experimentan cambios constantes, crecemos, nos desarrollamos, aprendemos cosas, adquirimos nuevas habilidades, mejoramos otras, ganamos peso y altura, etc., y de la misma manera se desarrolla nuestra forma de dormir.
La calidad y cantidad de sueño de los niños y niñas juegan un papel fundamental en su bienestar físico, emocional y cognitivo.
Según la etapa del desarrollo en la que se encuentre un niño o una niña será la forma en la que duerma. Un bebé recién nacido o de pocos meses seguramente se despertará más seguido en busca de alimento y contacto, otro más grandecito se despertará cada tanto para asegurarse que tiene adultos alrededor por si acecha algún peligro, otro se despertará a practicar la nueva habilidad que logró ese día, algunos más grandes se despertarán una vez para pasarse de su cama a la de sus padres y los adolescentes y adultos nos despertaremos para ver la hora, ir a hacer pis o darnos vuelta en la cama y seguir durmiendo.
¿Notaste el factor común?
Todos tenemos despertares, pero la cantidad y la capacidad de volver a dormirnos sin ayuda o sin alimento es lo que va cambiando a medida que crecemos, entre otras cosas.
Sin embargo, en la era digital actual, la exposición a pantallas electrónicas ha surgido como un desafío que puede afectar negativamente el sueño de los niños, niñas y adolescentes. Varios estudios(1) han demostrado la relación entre la exposición a pantallas antes de acostarse y la disminución de la calidad y cantidad de sueño en los niños y adolescentes. La falta de sueño puede dar lugar a problemas como dificultades en el rendimiento académico, trastornos del comportamiento, problemas de atención y cambios en el estado de ánimo. También puede afectar negativamente el sistema inmunológico y el desarrollo cerebral.
La exposición a pantallas electrónicas ha surgido como un desafío que puede afectar negativamente el sueño de los niños, niñas y adolescentes.
Entonces, ¿Cuál es la forma en la que podemos establecer límites en el uso de pantallas para promover un sueño saludable?
- Establecer una rutina: Diseñar una rutina de sueño ayudará al cuerpo del niño a reconocer cuándo es hora de descansar. Esto incluye establecer horarios (flexibles pero regulares) para acostarse y levantarse.
- Prepararse para la hora del descanso: A medida que cae la tarde y llega la hora del descanso podemos ir “bajando la pelota”, hacer actividades más tranquilas, bajar las luces, relajar el ambiente, leer un cuento, escuchar música, etc.
- Tiempo de “apagón”: Se recomienda evitar la exposición a pantallas al menos una hora antes de acostarse para permitir que el cuerpo se prepare para el sueño.
- Crear un ambiente adecuado para el sueño: Mantener el dormitorio oscuro, tranquilo y cómodo contribuirá a un mejor descanso. Es muy importante que en el dormitorio no tengamos aparatos electrónicos e identificar el cuarto como un lugar de relajación y descanso.
¡Ahora sí… a descansar bien para poder soñar en grande!
Artículo redactado por Leticia Contreras, Puericultora en formación del Instituto Uruguayo de Lactancia Materna (IULAM).
Bibliografía:
Dormir como un bebé (Claudia López Rodríguez).
Curso “Lactancia y sueño” (Carlos González, Escuela Bitácoras).